Gertrudis Gomez de Avellaneda empezó a escribir Sab durante su partida de Cuba en 1836. En 1841 fue publicada en Madrid, aunque por su contenido abolicionista, no fue hasta la cesión de la trata esclavista que fue publicada en Cuba en 1914. Esta tragedia de amor imposible entre un mulato cubano y la hija de un hacendado durante la epoca colonial de los 1820, a sido reconocida como una importante obra feminista y antiesclavista del Romanticismo. Diez años antes de que lo hiciera Harriet Becher Stowe en La Cabana del Tio Tom, establece en ella una analogía entre la opresión del esclavo y la mujer en aquella sociedad.
La falta de derechos de los criollos sin grandes plantaciones es también un tema que se aborda, pero quizá la posición más radical que se le ha atribuido a esta novela, es una rotunda crítica a una creciente cultura mercantil en la cual el ‘progreso’ se entiende únicamente en términos económicos.
La madre de Sab fue una mujer africana, esclavizada en la plantación de Don Carlos, quien es el padre de Carlota y hermano del padre de Sab. Aunque son primos, carlota y Sab, el estado legal de Sab es determinado por la “ley del vientre”, la cual dicta que la libertad del hijo no es determinada por el padre, sino por el vínculo maternal. De todas formas, Carlota comparte sus lecciones escolares con Sab y forman una amena relación. Sab radica en una posición paradójica: aunque disfruta de algunos ‘privilegios,’ simpatiza con la explotación de otros esclavizados y sufre la imposibilidad de un matrimonio con Carlota. (387)
Ella por su parte, a pesar de ser blanca y de una familia empoderada, es obligada a casarse con el negociante extrajenro, Enrique Otway, quien Don Carlos ha determinado ser el ‘mejor partido.’ El padre de Enrique le aconseja que para un hombre de negocios, casarse, como cualquier otra decisión, se debe hacer por conveniencia. Esta unión ha sido analizada como un reflejo del riesgo que significaba para la población cubana una política que privilegiaba la importación de immigracion Europea y capital extranjero. (387-8)
Criollos sin mayores propiedades también eran sometidos a ciertas limitaciones ya que los medios de comunicación se censuraban por temor a una rebelión nacionalista que terminara el negocio esclavista.
También se ha argumentado que al otorgarles un papel central a sujetos marginados de la sociedad como el guajiro (campesino natal), Gertrudis participa en el proyecto modernizador Latinio Americano del siglo XIX. (390) No obstante, su proyecto no busca ‘civilizar’ aquellos que se han excluido en la historia cubana, sino darle autoridad a sus voces. (391)
Por ejemplo, el conocimiento de Sab no solo es producto de las lecciones de Carlota, sino también de lo que ha aprendido en el pueblo de Cubitas, a las afueras de la ciudad de Puerto Príncipe. El valor que se le da al conocimiento de la fauna e historia impartida oralmente por generaciones locales, desestabiliza la división entre lo ‘salvaje’ y ‘civilizado’ con que se determinan jerarquías sociales. (386)
Ibarra, Rogelia Lily. “Gómez De Avellaneda’s ‘Sab’: A Modernizing Project.” Hispania, vol. 94, no. 3, 2011, pp. 385–395. JSTOR, www.jstor.org/stable/23032115. Accessed 29 Nov. 2020.
Rondríquez, Linda M. “Gertrudis Gómez De Avellaneda’s ‘Sab’: The Fate of the Slave in Nineteenth-Century Cuba.” Caribbean Studies, vol. 27, no. 3/4, 1994, pp. 402–404. JSTOR, www.jstor.org/stable/25613268. Accessed 29 Nov. 2020.